
Aquella noche llegue a casa con grandes dudas, podrían en este momento querer carcomer mi cuerpo, pero esa noche no lo han hecho. El mito urbano se ha cumplido, salí de mi covacha buscando al fantasma y he llegado convertido en el. Se ha apresurado una vez más el meteorólogo de la tele, despejado decía y mojado he venido.
Aburridas crónicas por los canales están pasando; periodistas que nunca ven sus interiores, que necesitan dos especiales de una hora. Lúgubres y pasteles, traen la sonrisa en los labios, luego la tristeza y otra vez la sonrisa. Pero que nada han podido hacer para salvar aquella vida, energía tan pura y fácilmente aprovechable de desbordante feminidad.
Y yo, un ciudadano de segunda, jorobado y miope, sin mayor logro alguno más que haberte conocido, me he dado una vuelta para ver el espectáculo, y sin sorpresa he averiguado que estaba aburrido, como en las crónicas de la tele. Si no te hubiese visto no lo habría hecho, pero algo has logrado en mi. Y asi el coche no le ha pasado encima.
Ahora soy un héroe y quizás hasta mañana; para todos menos para ti.
Antes que nada gracias por tu tiempo en visitarme y dejar tu comentario.
ResponderEliminarEs algo dificil lo que escribes, pero me gustó,
tiene un dejo atrapante.
Sludos desde Argentina
María Rosa